Hasta ahora la lana que compraba en Val de San Lorenzo era teñida en un solo color. Los colores divinos, porque tanto los azules, como los rosados, melocotón, rojos, verdes, son todos un poco campestre, tienen un aspecto rústico que ayuda junto con la textura de la lana a esa sensación tan artesanal que te da el producto acabado. Este año volvímos a pasar por ahí. Siempre voy al mismo taller, se que hay muchos otros en el pueblo, pero sólo visité uno más y los tonos eran mucho más eléctricos y fluorescentes. Me enamoré de una lana tipo mohair con dos hilos entrecruzados en naranja y verde, pero era muy cara y no valía para el tipo de cosas que quiero hacer ahora. Volviendo a mirar las bobinas de lana virgen teñida, me llamó la atención un resto de una bobina en tonos matizados....creí que me daba pasmo. Era la primera vez que veía esa lana que siempre había sido unicolor en matizado, y tenía unos tonos preciosos. Así que tanto mi hermana como yo cargamos. Me puse manos a la obra nada más llegar a casa e hice la muestra. Pienso hacer una manta para la silla, para cuando ya el peque es más grandecito y se queda dormido en la silla y le cuelgan las piernas, y aquí en mi Asturias del alma, por regla general, que en cuanto al tiempo yo ya no digo nada, cuando va cayendo la tarde refresca. Quiero hacer la manta con un cuadro con flor y el otro bicolor, alternados, en plan mantita rusticona....De todas maneras, el otro día me dió por pensar que igual hacía la base con dos agujas, simulando los cuadros alternando puntos derechos y revés y luego ponía las flores alternadas en los cuadros...En fín hay que matizar ideas, porque la lana ya viene matizada...
La flor de la foto de abajo, es una que hice en el coche sobre la marcha y a mi madre le gustó tanto que le ha puesto un imperdible y la ha dejado para los jerseys de invierno.
